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Con un front row lleno de flores rosas, el Palais Garnier de París ha acogido la pasarela más surrealista de la Semana de Moda de Alta Costura parisina: el desfile de Schiaparelli Alta Costura Otoño-Invierno 2018/2019, que recordaba especialmente a su fundadora Elsa Schiaparelli y el shoking pink que lanzó a la fama.
Pero hagamos un breve viaje en el tiempo. Elsa Shiaparelli fundó su maison a mediados de los años 20. Su primera creación, un jersey tejido a mano de color blanco y negro, con un motivo en tampantojo (técnica que crea una ilusión óptica sobre el tejido) gozó de gran éxito, llegando a ser un best seller que vistieron actrices y celebrities de la época.
La firma italiana creó desde ropa de baño hasta ropa deportiva, pasando por los vestidos, las faldas divididas en dos (que causaron gran revuelo en la Inglaterra de los años 30), esmóquines e incluso su propio perfume.
Y es que, desde sus inicios la diseñadora italiana ha sido visionaria, creativa e innovadora, rompiendo los esquemas de la moda convencional. Así era Schiaparelli.
Tras más de 50 años inactiva (la diseñadora decidió echar el cierre en 1954), la firma renació en 2006. En enero de 2014 tuvo lugar el primer desfile de la marca desde 1954, presentado durante la semana de ‘Paris Haute Couture’. Pero no es hasta enero de 2017 cuando el Ministerio francés de Industria y la Federación Francesa de Alta Costura concedieron a Schiaparelli el título de casa de Alta Costura.

Pero volvamos al presente
La firma presentó una atrevida colección en la semana de Alta Costura de París, de temática claramente circense, que evoca su colección “Le Cirque” de 1938, en el que unió la moda y el espectáculo.
Destacable asimismo es la inspiración animal de la colección: un vestuario sacado de la ópera más emblemática.


El satén, el terciopelo, los calados, el tul de los vestidos, los estampados y el animal print exagerado resumen la colección. Y el broche especial se halla en las flores en 3D y los detalles de plumas, que engrandecían (todavía más) algunos de los outfits.

Y si reparamos en el animal print, el leopardo ha sido el protagonista. De diferentes tonos y texturas, este estampado ha llamado especialmente la atención.



Asimismo estuvieron presentes las chaquetas de inspiración militar, suavizadas con botones o bordados, que recuerdan a las que la diseñadora presentó en 1940 y que están a la orden del día.

Pero el elemento más surrealista del desfile se hallaba en las caretas de animales que acompañaban a algunas de las prendas.


Además, el director creativo de la marca desde 2015, Bertrand Guyon, se ha encargado de homenajear a Elsa Schiaparelli a través de un vestido de satén blanco que lleva estampada la cara de la diseñadora. Una prenda perfectamente sencilla y elegante, que sella la gran historia de una casa clásica que goza de un resurgir de éxito.



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María Marco Azorín

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