En el mundo en el que vivimos, cada vez más amenazado por el cambio climático y demás acontecimientos que han propiciado la difícil situación en la que nos encontramos, el sector de la moda juega un papel fundamental. De esta forma, la sociedad ha dicho basta y ha ido incorporando ciertos cambios que denotan un giro de mentalidad hacia lo natural. Además, exigen la necesidad de que las grandes firmas hagan lo mismo a través de nuevas tendencias sostenibles.
Surgen así las corrientes pro vegan, respaldadas fuertemente por asociaciones como People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), que cuentan con cada vez más adeptos. Así, lo que hace unos años nos habría parecido algo impensable, ahora aporta un gran valor añadido a las prendas. Hablamos del cruelty free, fur free o leather free, esto es, tendencias sostenibles que abogan por la desaparición del maltrato animal (en cualquiera de sus formas) para la fabricación de moda.

Los clásicos tejidos de piel, desde el tradicional vacuno (tan normalizado que hasta a veces la sociedad olvida lo que verdaderamente es) hasta las pieles más extravagantes como el visón, conejo, perro, serpiente o el cocodrilo, están cada vez peor vistos y las marcas se han dado cuenta de ello.
No son pocas las empresas de moda de lujo que ya se han sumado a esta corriente, como Gucci, Versace, Burberry, Michael Kors, Maison Margiela, el Grupo Prada, Hugo Boss, Armani, Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Vivienne Westwood, la española Adolfo Domínguez… la lista es cada vez más y más extensa. Cada año surgen nuevas marcas completamente ecológicas, otras que incluyen en sus campañas pequeños gestos de denuncia de la situación y otras que deciden cambiar sus viejos hábitos para dar respuesta a las demandas del consumidor.
Pero si hay que resaltar una firma que destaque por serlo desde sus inicios y por seguir una filosofía eco friendly, preocupada por la búsqueda constante de alternativas sostenibles, esta es Stella McCartney. La diseñadora y fundadora, de nombre homónimo, es vegetariana, ecologista y forma parte de la asociación PETA, algo que se aleja del tradicional mundo el que se se suelen mover las marcas de moda tradicionales. Y esto ha hecho que se distinga de su competencia y haya calado entre la población, siendo todo un ejemplo.

Sin embargo, a pesar del evidente auge actual motivado por el cambio en el pensamiento hacia la responsabilidad y conciencia social, esto no es algo nuevo. Hay que tener en cuenta que ya en la década de los 90 el tema se hizo notable y aparecieron las primeras tendencias sostenibles. De esta forma, marcas como Calvin Klein se volvieron fur free, ante la sorpresa de muchos
¿Y cómo consiguen suplir las marcas esta nueva falta de materiales? Con un cambo de panorama: destinando la inversión a la ciencia en lugar de a las granjas de produción como se estaba haciendo hasta el momento. De esta forma, los avances tecnológicos son cada vez mayores y permiten la obtención de tejidos fake cada vez más realistas e imposibles de distinguir.

En cuanto al sector de la belleza y la cosmética, nos encontramos con que la experimentación en animales sigue siendo todo un problema. Así, más del 80% de los países del mundo no cuentan con una legislación sobre el tema que prohíba este tipo de acciones. Según Cruelty Free International, “más de 500.000 animales de todo el planeta son sometidos cada año a la experimentación cosmética”. Sin embargo, cada vez con más las marcas que apuestan por cambiar esto, como The Body Shop, Urban Decay, Nyx, Too Faced, Tarte Cosmetics, Freshly Cosmetics o Kat Von D.
Este nuevo enfoque hacia la generación millenial, caracterizado por sus exigencias muy claras respecto al mundo animal, refleja la importancia que la industria está poniendo en estos consumidores, que en unos años se convertirán en sus compradores. Sin duda, queramos formar o no parte de este movimiento ético, es innegable que todos los sectores se dirigen hacia su lado más natural, y la industria de la moda no se va a quedar atrás.
¿Conseguirá serlo al 100% algún día? Nosotras apostamos a que sí.
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